Cícladas, las joyas del Egeo

Un viaje en velero por los tesoros del mediterráneo 

Por: Viviana y Javier

En esta ocasión, tuvimos la oportunidad de embarcaros (literalmente) en un viaje a las Cícladas, Grecia, en un velero que nos dejó claro a que se refiere la gente cuando dicen: Glamping, sólo que esta vez agregamos un elemento más a la fórmula del tan hoy popular concepto: en el Mar. 

Las Cícladas son un archipiélago de 220 islas en el mar Egeo; esta región cuenta con una increíble riqueza histórica y cultural.

Gracias a la invitación de un buen amigo, recorrimos en total 7 islas griegas rodeadas de agua fresca y cristalina, mismas que ofrecen atractivos interesantísimos aparte de su historia. Cada una con su encanto propio.

El vuelo con escala en Atenas fue largo, pero el tiempo invertido valió la pena al momento de pisar Miconos, un gran destino turístico; definitivamente empezábamos con el pie derecho. 

Un lugar pequeño con menos de 90km2, pero mundialmente conocido por sus hermosas playas,  bares y su divertida vida nocturna, aunque por supuesto existen otras actividades menos agitadas para quien gusta simplemente de perderse en la ciudad con sus estrechas calles, hermosas casas blancas de puertas de colores, disfrutar de una gran oferta gastronómica, tomar un café admirando los famosos molinos, símbolo de la isla que sin duda le dan un toque muy romántico. 

Nos hospedamos en el Hotel Boheme, un hotel hermoso, el cual resultó ideal por su cercanía al centro (5 minutos caminando), y en el cual recibimos un excelente servicio, pues su personal es muy amable y atentos siempre a los detalles.

Miconos de noche

Visitamos espectaculares bares y clubs de playa. En cuanto a bares no podemos dejar de recomendar el Scorpios Bar, lugar en donde puedes degustar una rica cena o, simplemente, tomar una bebida al aire libre con una bella vista al mar. 

Hablando de clubs de playa, el primero sería Nammos, y como dicen los lugareños “Nammos is Nammos”. Este sofisticado complejo cuenta con la presencia de boutiques de importantes marcas reconocidas, como Chistian Loboutin, Avery Perfume Gallery, entre otros, que te dan la bienvenida al llegar al lugar, así como con una gran variedad de restaurantes a pie de playa.  

Principote otro lugar que no te puedes perder; este se encuentra en la bahía de Panormos, un lugar exclusivo, ideal para pasar un día de sol disfrutando de su elegante atmósfera.   

Alemagou, este club de playa deja a un lado lo elegante y se funde más en lo bohemio, pero con un toque increíblemente refinado. Cuenta con un restaurante, en donde comimos delicioso y el personal fue muy atento con nosotros, incluso recibimos toda una cátedra de bebidas típicas de Grecia y fue ahí donde aprendimos que una de ellas es la Mastika (se pronuncia Mastija) —viene del griego masticar o rechinar los dientes— bebida difícil de conseguir en el extranjero porque se hace con una resina de la planta de lentisco, que se da solamente en la isla de Qíos.  Tiene un sabor dulce y muy agradable como si fuera digestivo.  La otra bebida típica es el Ouzo, es mucho más fuerte y con un sabor anisado. 

Todos estos clubs tienen un ambiente cosmopolita y acceso por tierra o mar. También existe el club de playa Súper Paradise, conocido por su ambiente, el cual podríamos describir como un spring brake permanente.   

Finalmente, había llegado el momento de embarcar, pero no sería todavía nuestra embarcación definitiva, sino que antes debíamos tomar el ferri, que nos llevaría a la isla de Paros y sería ahí en donde haríamos nuestra verdadera embarcación, aquella por la que estábamos en Grecia. 

Instantes que perduran 

Una vez acomodados en nuestras reducidas habitaciones en el velero, habiendo ubicado el espacio compacto en el que nos moveríamos los siguientes días y con nuestro capitán griego de nombre Christos al mando, zarpamos a la aventura con dirección a Schoinoussa Myrsini, una pequeñísima isla con arquitectura estilo griego, ahí recibimos nuestra primera muestra de hospitalidad local cuando una señora de edad nos invitó a pasar a su casa y tuvo el hermoso detalle de regalarnos flores. Estas son el tipo de experiencias que se viven en un viaje como este.

El recorrido en el velero fue tranquilo y al día siguiente llegamos a Amorgós Katapola, un lugar famoso por que ahí se filmo la película “Le Grand Bleu” (Azul Profundo). 

Santorini, esta isla es diferente a todas las Cícladas, pues toma su forma actual tras el hundimiento de un volcán. Ahí visitamos Oia, una población incrustada en los acantilados en su forma de media luna, sus vistas son espectaculares, las puestas de sol ahí son legendarias, definitivamente, hay que contemplarlas desde algún restaurante o mejor aún desde un velero… 

Otras islas visitadas fueron Maganari, Pano Koufonisi y Naxos Kalandros, pueblos de pescadores con playas hermosas. Nausa una de mis favoritas, definitivamente una pequeñita joya sofisticada en medio del mar Egeo. 

Imprescindible fue cuando anclamos el velero por unas horas frente a la bahía de Iraklia Alimnia para nadar. Un dato curioso es que en estas aguas se flota mucho más de lo que podríamos estar acostumbrados en el Pacífico o Atlántico, debido a su salinidad. 

También en esta zona yace un avión hundido de la segunda guerra mundial que se puede ver solo metiendo la cabeza al agua. El aluminio de la estructura del avión se conserva casi intacto y realmente es una experiencia espectacular.  Según dicen, el avión cayó en otra parte, pero lo descubrieron cuando se atoró en las redes de unos pescadores que terminaron jalándolo hasta donde se encuentra actualmente, como a unos 10 metros de la superficie.

Nuestra última parada fue de regreso en Paros, ahí desembarcamos el velero habiendo recorrido 153 millas náuticas (283 kilómetros), con la memoria llena de hermosos paisajes y con el recuerdo fresco de esa increíble sensación de sentir la brisa de aquel fascinante mar en el rostro.

Una vez de regreso en Miconos y antes de tomar nuestro vuelo de vuelta a México, fuimos invitados por una pareja de griegos, quienes nos abrieron las puertas de su casa, en donde ambos cocinaron para nosotros comida típica griega, como cordero, puerco tsatziki (yogur griego, pepino y ajo), ensalada, pan, albondigas; todo recién hecho, demostrándonos una vez más su gran calidez. Se dice que para conocer un lugar, hay que hacer la parte turística y la parte local, así que esta vez lo cumplimos al 100%.

Los viajes deben tener paisajes, experiencias propias del lugar, como clima, comida, deportes, etcétera, y la gente con sus costumbres hacen un viaje al 100, pero cuando además te identificas con la cultura por su unión familiar y la manera alegre de festejar cualquier evento a través de la comida, Grecia se convierte en un lugar mágico que no debes de dejar fuera de tu lista, y si ya lo visitaste, siempre hay un buen pretexto para regresar.

Viajar en velero no resulta tan costoso como se pudiera imaginar y da paso a muchos lugares que por tierra o por aire sería imposible accesar, así que es una manera de explorar que definitivamente se debe de considerar.

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¿Dónde comer? 

Alemagou Beach Bar Restaurant (Alemagou Beach Bar Restaurant). T/: +30 2289 071339.

¿Qué hacer? 

Viajar en velero no es tan caro como se pudiera imaginar. Atrévete a recorrer las hermosas islas griegas situadas en la parte sur del Mar Egeo. 

¿Dónde dormir?

Hotel Boheme (Mykonos Town, Mikonos 846 00, Grecia). T/: +30 2289 023300.

Lleva contigo:

Si vas en verano, lleva una gorra o un sombrero, gafas de sol y crema solar de alta protección. 

Un impermeable y un jersey o chaqueta si viajas en primavera u otoño.

Ropa cómoda. Toma en cuenta que muchos lugares religiosos no permiten la entrada con pantalones cortos o camisetas de tirantes.

Tip de viaje: 

La mejor época para viajar  a las islas Cícladas es primavera y otoño, pues en verano, la fluencia de turistas es demasiada.