Dubái, la lujosa ciudad que asombra al mundo
Po: Florencia Maycot
Dubái, una metrópoli completamente moderna; diseñada para impactar
Nuestro objetivo principal en este viaje era disfrutar la final de la F1 en Abu-Dhabi, pues mi esposo, Alejandro, es un apasionado de este deporte y, por consecuencia, yo lo apoyo. Teníamos una idea de lo que nos esperaba el resto del viaje, pero, para nuestra sorpresa, la ciudad de Dubái y todos los tours que hicimos superaron nuestras expectativas.
Dubái es una ciudad completamente moderna, bastante rica arquitectónicamente, ya que no hay lugar que voltees y no te sorprendas con algún edificio High-End diseñado por arquitectos famosos. Orgullosamente, les platico que hay una escultura gigante de un marco en medio de la ciudad hecho por un arquitecto mexicano, con una infraestructura impresionante por toda la ciudad, con una limpieza extraordinaria en las áreas comunes.
Esta ciudad está diseñada para impactar. En Dubái encuentras el edificio más alto del mundo, el Burj Khalifa; el hotel más lujoso del mundo, el Burj Alarab; el jardín de flores más espectacular y grande del mundo, el Miracle Gardens; el centro comercial más grande de los Emiratos, Dubai Mall; un sky resort dentro de otro centro comercial, donde puedes esquiar y es el único lugar en el mundo donde hay pingüinos King de 1 metro de alto que ¡los puedes abrazar!
Dentro de los tours, el que más nos gustó fue el de jeepear por el desierto, pues no se compara con nada. La inmensidad de dunas de arena combinadas con el atardecer son escenarios únicos que, pocas veces, tienes oportunidad de presenciar, sobre todo después de darte una revolcada en las jeep Toyota, que son manejadas por un local fanático de la adrenalina.
Explorando su cultura
En la noche, nos llevaron a un campamento en el desierto, donde dimos una vuelta en camellos, disfrutamos de bailes, shows, como el belly dance, y la comida típica de la ciudad y la región. Fue un día muy completo. Si te organizas bien, alcanzas a hacer muchas cosas y conocer bastante. Ese día, también fuimos al mercado del oro y de especies, a conocer el Burj Alarab y una mezquita típica de su religión Musulmana.
Los árabes practican con mucha devoción su religión, pues todo lo que hacen gira entorno a ella: su forma de vestir, con burkas que tapan todo el cuerpo y velos que tapan el pelo; su comportamiento en público, sin hacer ningún gesto de cariño, como abrazos entre hombres y mujeres. En todos los centros comerciales y parques hay letreros donde te indican estas reglas, para que aun siendo turista sepas y puedas respetar sus creencias. Nos dimos cuenta que son muy disciplinados y ordenados en su manera de vivir.
Están contentos con su gobierno, pues quieren y respetan a sus Jeques, la familia real, que maneja, de manera extraordinaria, los ingresos del país, beneficiándolos con fuentes de trabajo, educación, medicinas, casas para los recién casados que sean de sangre pura y un excelente crecimiento en infraestructura. Hay mucha seguridad y, por eso, pueden andar a todo lujo por las calles. Si quieres encontrar a alguien importante, sólo fíjate en los números de la placa del carro, entre menos números tiene la placa más ricos y poderosos son, así se identifican.
Ir a conocer Dubái y su cultura realmente vale la pena. Volviendo a los tours, otro de nuestros favoritos fue el paseo en helicóptero, desde arriba puedes apreciar toda la ciudad de concreto y su urbanización, es una vista espectacular, pues la combinas con el mar y las tres palmeras de arena creadas para residencias. Claro que, entre toda esa jungla de concreto, sobresale muy estilizado el Burj Khalifa, ¡es muy imponente!
La elegante y opulenta Abu-Dhabi
Nuestro restaurante favorito fue el Pier Chic, que está en el hotel Madinat Al Qasar, sobre un muelle arriba del mar, justo enfrente del Burj Alarab. En este restaurante tienes una vista muy bonita y la comida está deliciosa, ¡es un must!
En el camino de Dubái hacia Abu-Dhabi está la tercera mezquita más grande del mundo, la Mezquita Sheik Sayed, que para mí podría ser la octava maravilla del mundo, pues es impactante y hermosa; sus cúpulas son grandísimas y muy lujosas; sus pisos, columnas y paredes tienen diseños de mármol y hoja de oro, y sus candiles están llenos de cristales gigantes. Visitar la Mezquita Sheik Sayed es una experiencia muy bonita, además de darte cuenta de la cantidad inmensa de fieles que van a rezar ahí.
Abu-Dhabi es una ciudad más vieja, en la que puedes apreciar más la cultura árabe. Los edificios son de los 70s y apenas están empezando a desarrollar lo moderno; sin embargo, es el emirato principal con 80 por ciento de la riqueza del país, el otro 20 por ciento lo tiene Dubái; entre los dos mantienen a los otros cinco Emiratos Árabes. Aquí vive la familia real.
En Abu-Dhabi visitamos la mezquita Sheik Sayed, el nuevo museo Louvre que tiene un techo arquitectónico muy original; el Ferrari World, que es como un Disney exclusivo de Ferrari, ¡con la montaña rusa más rápida del mundo!, y, por supuesto, las carreras de Fórmula 1, con un ambientazo y un autódromo padrísimo; es muy emocionante ver las carreras y los pilotos en vivo.
También cenamos en los jardines del hotel Emirates Palace, donde nos tomamos martinis con hoja de oro espolvoreada.
Para finalizar, el viaje lo combinamos con las Islas Maldivas, un archipiélago de poco más de mil islas, sólo 200 se pueden habitar, y aquí cada hotel tiene su propia isla; es un lugar paradisíaco, con el mar azul turquesa, justo para relajarte después de andar trotando de tour en tour, aquí sólo disfrutas del mar y la compañía.
Frase:
“La tercera mezquita más grande del mundo es la Mezquita Sheik Sayed, que para mí podría ser la octava maravilla del mundo, pues es impactante y hermosa”.
Números:
80% de la riqueza del país la tienen el emirato Abu-Dhabi
20% del poder económico de los Emiratos Árabes Unidos lo tiene Dubái