Taxco de Alarcón, la joya de la corona
Por: Ramón Godínez Ortiz
Llegar a Taxco, Guerrero, es adentrarse en una atmósfera virreinal, antigua, cargada de ese México puro y de antaño, que se muestra al mundo como una verdadera joya turística, rodeado de montañas, cerros y una historia y tradición muy marcada dentro de la geografía de nuestro país.
Las personas que lo recorren por primera vez, normalmente quedan encantadas por sus antiguas y señoriales casonas, callejones y calles empedradas, definidas por la explotación minera desarrollada en ese lugar, especialmente para obtener plata, lo que en la actualidad convierte a Taxco en principal productor de artesanías, joyas y alhajas de este metal precioso. Miles de personas llegan cada año a comprar pulseras, anillos, aretes y adornos de plata, para presumir e incluso para vender en sus lugares de origen.
Al ser una ciudad de gran elevación geográfica, cuenta con varios miradores. Desde ellos se pueden obtener increíbles vistas del lugar. Sin embargo, tal vez la mejor panorámica de Taxco se obtenga desde lo alto de su teleférico, el cual nos brinda una espectacular panorámica de este Pueblo Mágico, a una elevación de casi 180 metros.
Otro de sus grandes atractivos, para agasajo de los paladares más exigentes, es su gastronomía tradicional. Sus distintos platillos típicos son un tesoro de la comida de México, por su historia y cultura. En esta ciudad del norte del estado de Guerrero, se pueden degustar desde sabrosos caldos hasta extraños insectos, ricos al paladar, como los jumiles. Caso muy característico, en Taxco se realiza, cada mes de octubre, la popular Feria del Jumil. Por otra parte, en los excelentes restaurantes que existen en esta ciudad se sirven tanto creaciones culinarias de corte internacional como platillos de notoria influencia prehispánica.
SU HISTORIA
Es interesante saber que el nombre de Taxco procede del náhuatl, “Tlachco”, que quiere decir “sitio del juego de pelota”. Posteriormente, obtuvo el nombre oficial de Taxco de Alarcón, como un homenaje al gran escritor Juan Ruiz de Alarcón, nacido en esta comunidad en el siglo XVI.
IGLESIA DE SANTA PRISCA
Es imposible no ver desde cualquier punto de la ciudad a la Iglesia más representativa dedicada a la patrona de la población.
Fue Don José de la Borda, de origen Francés, quién se convirtió en el Fénix de los Mineros ricos de América al descubrir una de las más ricas vetas de plata en Taxco, además de que fue heredero de otras minas que recibió de su hermano; fue tal su fortuna que se convirtió en el benefactor de Taxco y, haciendo honor a su frase preferida “Dios da a Borda y Borda da a Dios”, construyó, en 1751, con sus propio recursos, una de las Iglesias más hermosas de América: La Parroquia de Santa Prisca, portento de cantera labrada que guarda en su interior un alarde de tallas de maderas revestidas de oro.
Cuenta la leyenda que cuando varios peones estaban en la construcción de esta majestuosa edificación, por aquel lejano 1751, muchos artesanos y obreros estaban dedicados a trabajar los adornos de las torres gemelas de la parroquia de cantera, el benefactor de la obra había salido a la Ciudad de México a tramitar la compra de unas minas en Guanajuato y los únicos que se habían quedado a cargo de la parroquia eran el viejo maestro de obras, el jefe de albañiles y los escultores que tallaban la piedra; un viento empezó a soplar de repente por las calles de Taxco, las nubes se pusieron grises, amenazando a todos los que se encontraban en ese momento en la población, los truenos no cesaban de caer en los alrededores, se acercaba una horrible tormenta, con las malas intenciones de arrasar la ciudad. De repente, un estruendoso relámpago formó una silueta negra que se abalanzó sobre la parroquia e hizo brillar la cúpula. La talavera se iluminó con luces desconocidas, dejándose ver la leyenda que figura en la cúpula: ’Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los Hombres de buena voluntad’. Así, todos los allí presentes vieron la aparición de Santa Prisca, hoy patrona de Taxco de Alarcón.
LA SEMANA SANTA EN TAXCO
Definitivamente, una de las tradiciones más representativas de nuestro país en la también llamada Semana Mayor se lleva a cabo en Taxco de Alarcón.
Estar presente en esos días cargados de fe y religión es vivir dramáticas procesiones de cofrades penitentes encapuchados, vestidos de negro y arrastrando cadenas atadas a sus tobillos, llevando imágenes religiosas a través de las calles empedradas de este Pueblo Mágico.
Al igual que otras ciudades en el mundo, como el caso de Sevilla, España, esta tradición data de 1598, debida a la gran religiosidad profesada por los habitantes de este pueblo minero, aunque en los archivos de la iglesia de Santa Prisca y de San Sebastián se encuentran los primeros permisos otorgados por la Iglesia para celebrar una procesión del Cristo del Santo Entierro en 1600.
DE INTERÉS
Al estar en Taxco, es muy recomendable la visita al ex convento de San Bernardino. Uno de los más antiguos monasterios de América y el primero Franciscano. Su construcción original fue de adobe, pero en 1804 un incendio consumió su estructura y en su lugar construyeron el monasterio con estilo de cantera y mampostería. Se dice que allí nació el Plan de Iguala de Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, donde se declaraba al México Independiente.
En la casa Juan Ruiz de Alarcón, lugar donde nació el célebre escritor novohispano del siglo XVI, se conservan valiosas piezas literarias suyas, así como enseres personales y otros objetos que permiten un acercamiento a su vida personal.
**Fotografías por Secretaría de Turismo del Estado de Guerrero.